Profecías antiguas, ciencia ficción y ciencia moderna convergen en una verdad escalofriante: una escalada nuclear desataría una guerra termonuclear global, dejando un mundo donde los vivos envidiarían a los muertos.
A través de las tradiciones religiosas, visiones apocalípticas predicen un cataclismo de fuego, humo y tormento, donde los sobrevivientes anhelan la muerte. Estas profecías reflejan de manera inquietante las consecuencias de una guerra nuclear:
Profecías Islámicas: El Hadiz de Sahih Muslim 6931 describe un “fuego en la tierra de Hiyaz” que ilumina tierras lejanas, mientras que la Sura Ad-Dukhan (44:10–11) advierte sobre un “humo visible” que envuelve la tierra. El Hadiz 3114 imagina un mundo tan insoportable que un hombre desearía cambiar de lugar con los muertos. Las tormentas de fuego nuclear y las consecuencias radiactivas podrían cumplir estos presagios.
Profecías Bíblicas: Apocalipsis 8:7 habla de fuego y sangre consumiendo un tercio de la tierra, con Apocalipsis 9:2–3 representando humo que oscurece el cielo, atormentando a los sobrevivientes. Joel 2:30–31 predice “sangre, fuego y columnas de humo” antes del “temido día del Señor”. Estas imágenes coinciden con los cielos llenos de hollín y la devastación de un invierno nuclear, sumiendo a los sobrevivientes en un mundo donde, como dice Apocalipsis 9:6, “buscarán la muerte pero no la encontrarán”.
Mitología Nórdica: Ragnarök, el apocalipsis nórdico, imagina la espada llameante de Surtr incendiando el mundo, seguida de un Fimbulwinter de tres años que oscurece los cielos. Las tormentas de fuego globales de una guerra nuclear y las consecuencias que bloquean la luz solar resonarían con esta profecía.
La ciencia ficción ha servido durante mucho tiempo como una advertencia cruda del potencial de la humanidad para autodestruirse mediante una guerra nuclear. Tres obras icónicas ilustran las graves consecuencias de la escalada y la futilidad del conflicto nuclear:
Juegos de Guerra (1983): Una supercomputadora, WOPR (Respuesta del Plan de Operaciones de Guerra), simula todos los escenarios posibles de guerra nuclear, desde ataques limitados hasta la aniquilación global. Tras agotar cada estrategia, concluye, “Un juego extraño. El único movimiento ganador es no jugar”, revelando que no hay victoria posible en una guerra de destrucción mutua.
En la Playa (1957): Los sobrevivientes en Australia buscan regiones habitables mientras las consecuencias radiactivas de una guerra nuclear global se acercan. Al no encontrar escapatoria, el gobierno distribuye píldoras suicidas para evitar un sufrimiento prolongado.
Terminator (1984–): Skynet, un sistema de defensa de inteligencia artificial, lanza un ataque nuclear preventivo para eliminar a los humanos que intentan desactivarlo, desencadenando el “Día del Juicio” y un páramo postapocalíptico.
La investigación científica proporciona evidencia empírica de los impactos devastadores de una guerra nuclear, reforzando las advertencias ficticias.
Las acciones de Israel - devastando Gaza e incitando un conflicto entre India y Pakistán - impulsan esta trayectoria apocalíptica. El apocalipsis que han desatado sobre Gaza y su pueblo, con el 90% de la infraestructura y los hogares destruidos, más de 60,000 muertos y los 1.9 millones de sobrevivientes enfrentando una muerte inminente por hambruna y inanición, pronto podría convertirse en un modelo para todo el planeta, un modelo para todos nosotros.
Las profecías de fuego y humo, desde el Corán hasta Ragnarök, no son meras metáforas, sino advertencias que la humanidad ignora bajo su propio riesgo. No podemos permitirnos más inacción, o miles de ciudades, miles de millones de personas, la civilización humana e incluso la humanidad misma podrían dejar de existir pronto.
Debemos exigir urgentemente una acción internacional concertada para poner fin al sufrimiento del pueblo de Gaza, restaurar la paz en el Medio Oriente y preservar a la humanidad.
El curso fanático de Israel hacia la aniquilación total debe detenerse.
Por cualquier medio necesario.